Por Nadia Peeters
Para mí, es sin duda la Supervisión de Coaching.
Muchos coaches reciben supervisión durante su formación, pero una vez en activo no recurren más a este espacio. Al principio necesitamos recibir feedback sobre cómo utilizar bien las competencias de coaching, proporcionado por un coach con más experiencia que nos observa haciendo una sesión real de coaching. En nomenclatura de ICF, esta práctica se denomina Mentor Coaching y acudiremos puntualmente a ello sobre todo para solicitar o renovar una credencial. Pero con los años, aunque manejemos con soltura la metodología, el trabajo diario con clientes sigue generando preguntas. ¡O al menos este es mi caso! Son las dudas inherentes a un trabajo que se realiza creando una relación profesional con un cliente, donde al formar parte de esa relación, el coach a menudo no ve todo lo que está ocurriendo.
Reflexionar sobre mi práctica de coaching y sobre procesos y clientes concretos con la metodología de supervisión me da la oportunidad de tener un desarrollo personalizado, porque trabajamos justo donde yo lo necesito.
Es curioso que realmente no descubrí sus bondades hasta que decidí formarme como Supervisora yo misma, buscando una metodología para ayudar más a los coaches a los que acompañaba como mentora. Aplicar los conocimientos adquiridos a mis propios procesos ha supuesto un antes y un después en mi coaching, y junto con la supervisión facilitada por otros se ha convertido en un pilar crucial de mi desarrollo continuo.
Actualmente tengo mi supervisor fijo, con el que mantengo sesiones cada dos meses. Saber que cuento con este espacio periódico con él, tiene en mí el efecto de una red de seguridad debajo del trapecio: sé que está ahí para lo que me pueda ocurrir en el desarrollo de mi trabajo.
También participo en Peer Supervision o Supervisión de Pares, a través de un círculo internacional de supervisores cualificados: cada miembro supervisa a otro y rotamos cada cuatro meses. Este sistema me aporta mucho valor por la enorme diversidad de enfoques y estilos de supervisión que ofrecen estos colegas.
Otra experiencia que me ha encantado es la supervisión grupal: tuve la ocasión hace dos años de hacer un recorrido de ocho sesiones, junto a otros tres coaches de distintos países. La riqueza de este formato consiste en recibir feedback de varias personas a tu pregunta de supervisión, multiplicando así las perspectivas sobre el caso.
La European Mentoring and Coaching Council (EMCC), una asociación profesional al que pertenezco, recomienda que un coach reciba al menos una hora de supervisión por cada 36 horas de coaching que realiza. Como para mí este “Coaching al Coach” es un espacio tan interesante, prefiero integrarlo en mi agenda mensual, independientemente de las horas de coaching que hago.
En cuanto a los temas a traer a supervisión, si pienso en mi propio proceso a lo largo de los años, se ve cómo de forma natural se abordan las tres áreas de trabajo principales: calidad, desarrollo y autocuidado.
Para garantizar la calidad de mi trabajo con clientes y encontrar formas de mejorarlo, he planteado en supervisión procesos donde mis clientes no hacían el progreso que yo anticipaba, y no sabía muy bien cómo ayudarles mejor. A veces, se trataba de encontrar nuevos enfoques para probar con el cliente, de revisar la alianza o los objetivos del coaching, o de tomar consciencia de factores externos que estaban actuando sobre la situación del cliente.
En muchos casos sin embargo, mejorar la calidad del proceso de coaching implica una revisión de mí misma como coach, para descubrir qué es lo que tiene que cambiar en mí, para que el cambio que el cliente necesita pueda darse. Descubrir de nuevo cuál es tu rol en cada proceso, dónde te interpela a ti personalmente, cómo mantener la autogestión y no recaer en un coaching directivo, cómo empoderar al cliente para que pueda afrontar un dilema ético sin colocarte en el papel de juez son algunos ejemplos. Cada uno de estos casos me proporciona una ocasión concreta para ampliar mis capacidades y conciencia como persona y como coach.
También he aprovechado el espacio de supervisión para trabajar bloqueos relacionados con el desarrollo de mi negocio, la gestión del tiempo y el equilibrio entre vida personal y profesional. Por último, y hilando con este último punto, la supervisión me ha ayudado a trabajar mi resiliencia, en ocasiones fuertemente retada, para cuidarme y estar en forma para acompañar a otros a atravesar sus valles y surfear sus olas.
Si quieres saber más sobre los beneficios de la supervisión y de formarse como supervisor, te invito a conectarte a nuestro webinar gratuito “Cómo convertirte en supervisor de coaching y mentoring”, el 7 de julio de 2022 de 17:00-18:00h (CET).
Nadia Peeters
Coach y Supervisora Certificada
Soy Coach PCC por la International Coach Federation, y estoy acreditada por la European Mentoring and Coaching Council (EMCC) como Coach Senior Practitioner (EIA) y Coach Supervisor (ESIA).
Tras una carrera ejecutiva en la ONG internacional humanitaria World Vision que me llevó a asentarme en España, mi camino como coach inició en 2008 cuando me formé como Coach Co-Activa (CTI). Me certifiqué como Supervisora en Reino Unido con Prof. Peter Hawkins y Nick Smith (Bath Consultancy Group).
Co-autora del libro Coaching Dialógico (LID Editorial, 2013), soy co-diseñadora y facilitadora del Programa de Certificación en Coaching Dialógico y del Máster Universitario en Coaching y Mentoring de UNIR.
Soy miembro del equipo de examinadores internacionales en ICF y Mentor Coach registrada. Participo en el Grupo de Trabajo de Supervisión de EMCC Spain.
Me encanta acompañar a coaches en su desarrollo profesional, para que saquen lo mejor de sí y disfruten más de su trabajo, en beneficio de sus clientes. Preparo a coaches para obtener su certificación con ICF y lidero grupos de supervisión.
Trabajo también con empresas en Coaching Ejecutivo y de Equipos, eventos de Team Building y formación para el liderazgo.
Mis clientes dicen que es muy fácil trabajar conmigo y que aprenden mucho de mi estilo directo y pragmático aplicado con sensibilidad, en un espacio de cercanía y profesionalidad.
COMUNIDAD INTERNACIONAL DE HABLA HISPANA
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